LA CONTAMINACIÓN AUDITIVA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN ANTONIO
ABAD DEL CUSCO.
Es necesario estar sólo unas
horas en el campus de la Universidad San Antonio Abad Del Cusco, para darse
cuenta de la alta contaminación auditiva existente.
Para comenzar; sólo al ubicarnos
en la plaza tricentenario podemos percibir un gran bullicio de gente que va y
viene, en busca de la educación, miles de jóvenes que circulan por la vía más
importante de la ciudad universitaria, esto, a las personas tranquilas y
meditabundas yo pienso que les debe aturdir, pero sin ser tranquilo ni
meditabundo el inmenso ruido de los
automóviles que circulan en la av. de la
Cultura aturde a quien quizá acaba de llegar a esta ciudad, puesto que el
tránsito vehicular en el Cusco se ha incrementado exponencialmente, ocasionando
un gran caos vehicular; insospechado
hace algunos años; prosiguiendo, también si uno tiene suerte y quiere
distraerse un momento, podemos encontrar quizá algún espectáculo gratuito con mucha
música y a todo volumen, con animadores elogian la diversión y la bulla de la
gente, pidiendo que se unan a la gran fiesta que por alguna ocasión especial o
por algún motivo tonto sacan parlantes y arman un gran show en pleno centro de
estudios superiores.
Si uno quiere estudiar y concentrarse
en lo que está leyendo o practicar algún ejercicio de matemática que no le sale
o simplemente encontrar un lugar para elaborar los conceptos y los grandes
pensamientos que transformarán a esta sociedad, entonces; lo más lógico debe
ser ir a la biblioteca, el templo del saber, donde el silencio es sagrado,
respetado y pedido unánimente por quienes se encuentre en el recinto sacro. Lamentablemente
este recinto sacro del estudio también está contaminado, si hay una asamblea
popular en plena plaza tricentenario o por si alguna facultad este de aniversario
y quiere que toda la universidad se entere incluso aquellos que están dando
algún examen importante.
Si quiere estudiar con
tranquilidad, no debe ir a la sala itinerante de la facultad de educación, pues
casi siempre no hay espacio, el calor y olores son sofocantes, los estudiantes;
sólo algunos hacen tareas y otros trabajan en grupo, otros se dedican a
conversar amenamente hablando de temas triviales o no tan importantes, otros
atinan a escuchar música en sus laptops, jugar, o raras veces hacer una tarea
que traen atrasada. Pues bien tenemos aún la opción de ir a la biblioteca de
especialidad de la facultad de igual modo se encuentra en una convulsión menor
que el de la sala itinerante, siempre existen personas que les cuesta estudiar
en voz alta, la mejor opción entonces es la biblioteca central de la
universidad que se mantiene en silencio pero el único problema es que no existe
lugar disponible ya que muy de mañana es ocupado por estudiantes habidos de
estudiar y que no encuentran mejor lugar que el de la biblioteca y su regular
tranquilidad, regular digo, pues no falta alguna persona que siempre ocasiona
un poco de ruido interruptor de las grandes elucubraciones de los alumnos que
intentan estudiar. La interrupción se acentúa si es que hay alguna facultad que
celebra su aniversario a lo grande y en la plaza tricentenario, con música a
toda potencia y con ritmo contagiante que no deja de contagia a quienes se
encuentran en los claustros universitarios queriendo obtener el mejor
aprendizaje para luego aplicarlo a la sociedad en la que viven.
Avanzando un poco más, y centrándonos
en la facultad de educación, en esta instancia basta un día para darse cuenta
de las interferencias constantes al dictado de clases. Comencemos por los
pasillos por los que circula mucha gente y que si algún doctor, docente,
magister o algún alumno esté tratando de llegar a quienes les escuchan en ese
momento, se ven interrumpidos por las constantes conversaciones, chistes o
simples pasos de las personas que circulan por tal facultad, no quitaré el
mérito de que la facultad es una de las más concurridas y visitadas de toda la
universidad, ya sea para usar los servicios higiénicos ( que de higiénicos poco
tienen)o por ir a sacar unas copias a las fotocopiadoras que a voz en grito
llaman a sus clientes “!Copias¡ ¡Copias, casero!, etc. Y si sumamos a ello que
en el tercer piso, donde están las aulas de especialidades son bombardeados
constantemente por un sinnúmero de sonidos procedentes de algún espectáculo en
la plaza tricentenario o por los golpes y ruidos de maquinaria utilizados por
los obreros de las construcciones aledañas. Entonces concluimos que en la
universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco y particularmente en la
facultad de Educación de la que soy alumno, no existe un ambiente adecuado para
impartir una educación de calidad a los estudiantes, un ambiente así se presta
solo al desorden y caos educativo en el que está sumergida la universidad pública
en el Perú. Y créame que lo sé por experiencia propia.
Edison Lopa Vergara
Profesional en ciencias
filosóficas
Estudiante de la facultad de
Educación Carrera Profesional de Ciencias Sociales, Universidad Nacional San
Antonio Abad del Cusco